
Junto a los propietarios del inmueble, José Rapallo y Bernardo Campos, todos bebieron del mismo vaso y después de brindar decidieron dejarlo en lo más alto del castillete, donde ha permanecido casi 99 años. Para evitar que se rompiera, los técnicos de la Dirección de Infraestructuras de Cajamar decidieron bajarlo con el fin de protegerlo durante el tiempo que dure las obras que actualmente se llevan a cabo en el edificio.
(Información de Teleprensa.es)
1 comentario:
Ya había oido la historia de ese vaso, lo que no sabía es que lo habían retirado por las obras.
Resulta anecdótico lo de brindar con un buen morapio y luego dejar el baso tras terminar un tabajo de construcción, pero lo más curioso es que se conserve intacto despues de tantos años.
Publicar un comentario